Foto: Juan Carlos Navarro G.
Cada vez que se declara un área protegida es un logro para la conservación de la biodiversidad y un impulso para el desarrollo sostenible en el país. Con la reciente creación de la Reserva Marina Puerto Cabuyal-Punta San Clemente en Manabí, actualmente Ecuador ya cuenta con veinte áreas marinas y costeras protegidas que forman parte del Patrimonio de Áreas Naturales del Estado (PANE) del Ecuador continental. Gracias al trabajo incansable de hombres y mujeres guardaparques, se protege la enorme riqueza natural de estas áreas en la región Costa continental del país.
Sin embargo, el manejo de cada área protegida también representa un desafío. Asegurar su administración efectiva implica, para empezar, el disponer de un Plan de Manejo ajustado a sus necesidades de conservación, además del personal, del equipamiento y del acceso a financiamiento permanente para su gestión. Si bien las áreas protegidas reciben recursos del Estado, para cubrir los salarios de sus guardarparques, y del Fondo de Áreas Protegidas (FAP) para gastos básicos recurrentes, no siempre es suficiente para atender todas las demandas de su administración.
Conscientes de esta necesidad, el asegurar financiamiento sostenible para las áreas protegidas se convirtió en una prioridad para Conservación Internacional Ecuador y para la Fundación de la Familia Walton, uno de los donantes más influyentes en conservación marina y costera del país. Tras sus 15 años de contribución en el país junto a CI-Ecuador, la Fundación Walton se propuso dejar un legado en la conservación de las áreas en el largo plazo.
En el año 2018 CI-Ecuador realizó un análisis de necesidades y vacíos de financiamiento de cinco áreas marinas y costeras protegidas: el Parque Nacional Machalilla, la Reserva Marina Galera San Francisco, el Refugio de Vida Silvestre Marino Costero Pacoche, el Refugio de Vida Silvestre Manglares El Morro y la Reserva de Producción de Fauna Marino Costera Puntilla de Santa Elena.
En este análisis se identificó una brecha financiera del 33%, lo que confirmaba que, para una adecuada administración, estas cinco áreas requerían más recursos o ampliar sus fuentes actuales de financiamiento. CI-Ecuador con apoyo de la Fundación Walton, diseñó una propuesta de sostenibilidad financiera con la ambiciosa meta de recaudar al menos 6 millones de dólares para lograr cerrar esta brecha.
Firma del convenio de donación en oficinas de Conservación Internacional en Arlington (EEUU) con el ex Ministro de Ambiente, Marcelo Mata; Directora Ejecutiva de FIAS, Ana Albán; y la vicepresidenta de CI Daniela Raik.
Con la donación de 4 millones de dólares por la Fundación de la Familia Walton y 2 millones de contraparte del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF, por sus siglas en inglés), se creó la Subcuenta Ecuador Azul como un mecanismo para asegurar el financiamiento a perpetuidad para estas cinco áreas. Se acordó que la Subcuenta sería administrada por el Fondo de Inversión Ambiental Sostenible (FIAS), una entidad sin fines de lucro que contribuye al financiamiento para la gestión ambiental del país.
En el año 2019 se realizó la firma del Convenio de Adhesión entre el Ministerio del Ambiente, Agua y Transición Ecológica (MAATE), el FIAS y CI-Ecuador, por medio del cual se oficializó la creación de la Subcuenta Ecuador Azul, que fue establecida dentro del Fondo de Áreas Protegidas (FAP), uno de los fondos administrados por el FIAS. Las donaciones canalizadas a través de CI-Ecuador fueron transferidos a la Subcuenta.
“Nuestra meta era alcanzar los 6 millones de dólares. En la actualidad la Subcuenta Ecuador Azul ya cuenta con un patrimonio acumulado de US$ 6.158.811” menciona Luis Suárez, Vicepresidente y Director Ejecutivo de CI-Ecuador. “El capital no se toca, lo que se utiliza son los rendimientos generados cada año. El Comité Técnico integrado por el MAATE, FIAS y CI-Ecuador se reúne anualmente para supervisar el manejo del fondo, analizar sus rendimientos y determinar la distribución de los recursos en función de las necesidades de las áreas protegidas” explica Suárez.
Gracias a la estratégica reinversión del patrimonio administrado por el FIAS, hasta la fecha Ecuador Azul ha logrado generar $1.495,627 en rendimientos. Desde el año 2020 las áreas protegidas ya reciben financiamiento de Ecuador Azul, el cual se destina para financiar sus cinco programas: Manejo de la Biodiversidad; Control y Vigilancia; Uso Público y Turismo; Comunicación, Educación y Participación Ambiental (CEPA) y Administración/ Planificación.
Gracias a Ecuador Azul se han adquirido vehículos, embarcaciones y equipos necesarios en las labores de patrullaje para evitar actividades ilícitas dentro de las áreas protegidas. Con estos recursos también se ha logrado fortalecer el monitoreo de especies emblemáticas como las tortugas marinas y fortalecer capacidades de los guardaparques para la conservación de la biodiversidad. La contribución de Ecuador Azul ha sido esencial para mejorar las facilidades turísticas, la señalética de las áreas protegidas e impulsar acciones de sensibilización ambiental del programa CEPA.
Izquierda: donación de vehículo al Refugio de Vida Silvestre Manglares El Morro. Foto: Belén Vallejo / Derecha: donación de motocicletas al Refugio de Vida Silvestre Marino Costero Pacoche. Foto: MAATE
“Uno de los mayores indicadores de éxito de Ecuador Azul es el haber logrado cerrar la brecha financiera de las cinco áreas marinas y costeras protegidas”, menciona Luis Suárez. Al comparar la ejecución de actividades de las áreas, establecidas en sus Planes de Gestión Operativa Anual (PGOA), se evidencia que las áreas han incrementado su cumplimiento con respecto a los años previos a Ecuador Azul. Las Evaluaciones de Efectividad de Manejo – análisis anual para medir su gestión– también evidencian una tendencia de mejora en las áreas protegidas.
“Hay un antes y un después de Ecuador Azul. Gracias a este mecanismo podemos contar con áreas mejor equipadas, con recursos para planificar sus inversiones en el largo plazo y con guardaparques capacitados para resguardar los valores de conservación. Nuestra expectativa y visión a futuro es que el fondo logre capitalizarse para apoyar no solo a estas cinco áreas sino a las veinte áreas marinas y costeras protegidas” menciona Luis Suárez.
Un área protegida es más saludable financieramente cuando cuenta con varias fuentes de financiamiento para asegurar los recursos. El gran sueño es que Ecuador Azul crezca, no solo con el capital generado gracias al GEF y la Fundación Walton, sino con el apoyo de otros donantes que se sumen. Al crecer el patrimonio, se espera aumentar el alcance de Ecuador Azul, generando un efecto multiplicador para beneficiar a un mayor número de áreas protegidas.