Repensando la ciencia y la cultura desde una perspectiva femenina

febrero 11, 2025

Todos los 11 de febrero se celebra el día internacional de la niña y mujer en la ciencia, pero ¿qué entendemos por ciencia realmente? Los resultados de una evaluación biológica en la Amazonía norte del Perú, ha causado revuelo en los medios nacionales e internacionales al haber identificado a 27 nuevas especies para la ciencia. Sin embargo, algunas de estas especies ya eran conocidas por los antiguos pobladores de estos territorios, los awajún, llevándonos a repensar la importancia del intercambio de conocimientos entre el mundo occidental y la cosmovisión indígena, y, sobre todo, el valioso aporte de la mujer en estas expediciones.

Compartimos la experiencia de Yulisa Tiwi, joven awajún que participó durante 38 días en estas investigaciones científicas como asistente, levantando información herpetológica, sobre anfibios y reptiles. Esta es Yulisa:

¿Por qué te animaste a participar?

Cuando llegaron a mi comunidad pidiendo autorización al pamuk (jefe de la comunidad) para poder realizar las investigaciones y solicitar apoyo de los comuneros para conocer qué tipo de especies viven en nuestros territorios, tuve mucha curiosidad. Quería conocer más sobre mi territorio, poder recorrerlo y aprender más sobre cómo está ahora. Como ninguna mujer quiso participar, yo me ofrecí. Me dijeron que no aguantaría, que eran demasiados días, y caminatas muy largas, pero yo ya estaba decidida.

¿Porque era importante que una mujer participara?

Las mujeres tenemos una relación con el bosque distinta a la de los hombres. Nosotras conocemos las plantas medicinales, con ellas curamos a nuestras familias. También somos las encargadas de alimentarlas y sabemos cómo y dónde encontrar estos productos. Además, las mujeres somos las que transmitimos los valores culturales. Pero como jóvenes, y sobre todo mujeres, muchas veces no tenemos la oportunidad de participar en muchos espacios donde se toman las decisiones que afectan nuestro territorio, que en los últimos años se ha visto muy afectado por el arriendo de tierras. Nuestra identidad está ligada al bosque y los awajún sin bosque, no somos awajún. Participar de esta expedición ha sido una oportunidad para conocer y valorar aún más nuestro territorio, y trabajar más por su protección.

¿Qué fue lo más duro de la experiencia, y qué lo más gratificante?

Las largas caminatas de día y de noche han sido, sin lugar a dudas, un gran reto para mí. Y a pesar de conocer bien nuestro territorio y ser de comunidades indígenas, siempre hay un temor grande sobre algunas especies, como los gusanos y las serpientes, sobre todo las serpientes ¡y me tocó tener que agarrarlas, medirlas y pesarlas! Pero lo más bonito de haber participado fue la unidad que se generó en el equipo. Fui la única mujer asistente awajún y fueron muy comprensibles; compartimos nuestras tradiciones y siempre supieron respetarlas; la forma en la que vivimos, como nos alimentamos. Me encantó conocer nuevas especies y los nombres científicos de las que ya conocíamos. Cuando encontraron el nayum, como nosotros le decimos, o el pez cabeza globo que tanto revuelo causó, me dio risa; para nosotros es muy común y siempre lo comemos y el entusiasmo que todos los científicos sintieron cuando lo encontraron me causó mucha risa.

 

¿Cuál ha sido tu mayor aprendizaje? 

Trabajar y ser parte de una investigación científica como esta me ha permitido integrar el conocimiento ancestral de mi cultura a conocimientos científicos a través de acciones participativas. He podido aportar saberes de mi comunidad, aprender y contribuir a soluciones basadas en evidencias científicas, mientras aseguro que se respete nuestra identidad y valores. La experiencia me ha servido para sentirme más empoderada como mujer indígena al permitirme ser un puente entre mi comunidad y el mundo científico. 

Yulisa añade: “A veces no se trata sólo de descubrimientos científicos, sino también de conocimientos culturales”. Esta experiencia ha demostrado que el vínculo y relación con el territorio va más allá de la ciencia y tiene que ver con la cosmovisión y las prácticas tradicionales de los pueblos que la han habitado por siglos. “Es importante reconocer que, aunque la ciencia ha hecho descubrimientos importantes, muchas de esas especies ya eran conocidas por las comunidades locales antes de las investigaciones. Esos intercambios entre ciencia y conocimiento local son esenciales para una conservación respetuosa de los modos de vida indígenas”, añade.

Esta sensible reflexión de Yulisa Tiwi nos invita a revalorar la importancia de traer nuevas perspectivas femeninas a los ámbitos de la ciencia y tecnología, tan mayoritariamente integrada por el género masculino.